Actividad Física en Comunidad: Proceso de transformación social y educativa
Para abordar la temática en cuestión debemos entender que la expresión “Actividad Física en Comunidad” hace referencia a trabajos en grupo donde por medio de la capacidad de sociabilizar se involucra la motricidad.
La actividad física en comunidad como un proceso de transformación social y educativa, se refiere principalmente a que el factor social limita o potencia los procesos de aprendizaje; esto quiere decir que dependiendo de la comunicación por medio del dialogo, la relación con el otro y del ambiente, el aprendizaje se puede potenciar o limitar.
El ejercicio en comunidad permite generar un dialogo, este dialogo a su vez una comunicación y ambos una relación con el otro. Estos tres componentes forman un contexto de aprendizaje o ambiente, lo cual conlleva a un proceso de aprendizaje a partir de la comunión.
El proceso de aprendizaje es potenciado por el contexto de aprendizaje (dialogo-comunicación-relación con el otro), si se dialoga, se forma una comunicación y esto genera una relación con el otro, lo cual a través de la vivencia, permite la comparación, descripción y posterior análisis y reflexión del trabajo o actividad en el cual se estuvo implicado, por lo tanto se forma un significativo proceso de aprendizaje1, 2, 3,4.
El dialogo genera una verdadera implicancia en el proceso de aprendizaje ya que potencia una participación activa en su proceso por medio de la experiencia vivida.
En cuanto a la comunicación, sin esta no existe un aprendizaje significativo, ya que el aprendizaje se da por medio de la creación de relaciones posibles. En este aspecto la comunicación es la que permite generar esas relaciones que potencian el proceso1, 2,3.
En lo que respecta a la relación con el otro, es ahí donde se desarrolla la comunicación, por lo tanto es fundamental para el proceso educativo. El relacionarse con otros durante la búsqueda del desarrollo motriz permite vivenciar y experimentar, por lo tanto generar un aprendizaje por medio de la relación y comparación de lo vivido individual, en comunión y contextualizado a su propia realidad.
El ambiente o contexto de aprendizaje, son los aspectos que influyen en el aprendizaje, como por ejemplo, una buena relación con el otro permitiría un buen proceso de comunicación, lo que generaría un clima de confianza y respeto, por lo tanto los procesos serian genuinos y enriquecedores educativamente.
Las prácticas físicas en comunidad pueden ser en grupos familiares, amistades, desconocidos o a nivel de escuela. Estas además de generar los obvios beneficios del ejercicio, también permiten “Sociabilizar” (dialogo, comunicación y relación con el otro), lo que proporciona además de mayores aprendizajes motrices, poder aclarar y compartir ideas, percepciones, aceptar las del resto y entender nuestra corporalidad a partir de una educación de calidad en base al respeto, la confianza, la solución de problemas y otros aprendizajes que se potencian con el trabajo colaborativo.
A partir de esto la actividad física en comunidad es una forma de entablar relaciones e instancias de convivir y compartir con el otro por lo que se generan experiencias motrices enriquecedoras, lo cual permite una mayor motivación por prácticas físicas que el ejercicio individualizado y descontextualizado1, 2, 3,4.
En este aspecto, el trabajo en comunidad presenta un carácter social bastante fuerte ya que es en la motricidad en donde nos encontramos más vulnerables, por lo que las prácticas grupales en donde el contexto de aprendizaje es el adecuado, se generan instancias y relaciones de confianza que potenciarían un aprendizaje genuino y significativo. Entonces, es aquí donde el profesional de la actividad física debe ser capaz de dirigir y potenciar estos aprendizajes, para que se conviertan en hábitos, a partir de la búsqueda de un buen vivir.
El buen vivir o Sumak kawsay proveniente de la lengua Quechua, es una expresión de hace muchos años que representa la cosmovisión de pueblos altiplánicos. El buen vivir hace referencia a una propuesta en donde el ser humano forma parte de un sistema que funciona en equilibrio tanto con la naturaleza como con otras personas, buscando lograr un equilibrio entre las necesidades fundamentales de la humanidad y los recursos disponibles para satisfacerlas. El buen vivir parte de la idea de una diversidad cultural y social, la cual se enriquece a partir de la fraternidad, las relaciones entre las personas, la comunidad y el entorno, buscando la armonía en la convivencia y formas de vivir en la cotidianidad5,6.
Con esto podemos afirmar que el ejercicio en comunidad es uno de los caminos hacia el buen vivir, como principal potenciador de la comunicación, las buenas relaciones, la practica física y el trabajo en comunión y equilibrio.
Actualmente la sociedad, no está buscando el buen vivir si no que busca el crecimiento individual, la capitalización, el consumo y la competencia. Esto es a partir de factores políticos, económicos y culturales. Es cierto que en toda sociedad existen diferencias, conflictos o discusiones y el buen vivir no niega esta existencia, si no que plantea que pueden ser superados estos obstáculos por medio de la colectividad, fraternidad, cooperación y compromiso individual y grupal. Es aquí donde la actividad física en comunidad cumple un rol importante ya que en esta, los problemas políticos, culturales y económicos no son determinantes, sino que esta actividad se centra en la persona, en su capacidad de sociabilizar en las practicas físicas y en su vulnerabilidad en la motricidad; es decir, esos factores que influyen en la sociedad actual no determinan la capacidad de sociabilizar durante las practicas físicas en comunidad.
Actualmente la educación no está permitiendo la comunicación ni la colaboración, tampoco nos permite relacionarlos con el resto; nos está impulsando a la individualización, a la repetición y al “no educarnos”. Esta referencia de no educarnos intenta explicar que la educación no está cumpliendo con su objetivo, más bien está impulsando a seguir las mismas tendencias actuales de la sociedad1, 2, 3, 4, 5,6. Sigue con las mismas prácticas educativas retrogradas y claramente con resultados encarecidos; clases convencionales expositivas o conductistas que no están potenciando los procesos de aprendizaje si no que están generando una decreción de este. No permiten el dialogo, por lo que una buena comunicación generalmente no se encuentra en los procesos, por lo tanto ¿se está potenciando el aprendizaje? ¿Se están generando las relaciones posibles? ¿Se está haciendo participe de su propio aprendizaje? ¿Se busca la construcción de un buen vivir?
BIBLIOGRAFÍA
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2. Prieto-Rodríguez A. Moreno- Angarita M. Cardozo-Vásquez Y. Modelo de Comunicación desde una Perspectiva Social, orientado a la Actividad Física. Revista de Salud Pública, 2006.
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4. Fraile A. El aprendizaje cooperativo como metodología para el desarrollo de los ECTS: Una experiencia de formación del profesorado de educación física. Universidad de Valladolid, 2006.
5. De la cuadra F. Buen vivir: ¿Una auténtica alternativa post-capitalista? Revista Latinoamérica Polis, 2015.
6. Acosta A. Martinez E. El buen vivir: Una vía para el desarrollo. Editorial Universidad bolivariana, Santiago 2009.
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